Si has cogido alguna vez un palo de billar o de golf lo sabes, la teoría es fácil: darle a una pelota con un palo, pero la práctica es un poco más compleja.
Haz memoria sobre las primeras veces que condujiste un coche. ¿Recuerdas la inseguridad para saber en qué marcha debías ir o si te habías situado bien para aparcar? Nos ha pasado a todos. No eres tú, es la falta de práctica.
Para casi cualquier materia que nos imaginemos seguro que existen multitud de cursos, formaciones o manuales que nos pueden ayudar / enseñar algo. Pero aprender, lo que se dice aprender, es mucho más que pasar un examen o responder un cuestionario, tiene la componente de interiorizar y eso, habitualmente, sólo se consigue con la práctica.
La normativa establece una gran cantidad de formaciones que debe recibir el personal en materia preventiva con unos contenidos marcados. La mayoría de las empresas lo hacen. Ahora bien, ¿Hasta qué punto sirve esa formación? ¿De verdad pensamos que el personal de la construcción que asiste a una formación se queda con la altura a la que debe llegar el rodapié del andamio?
La formación en seguridad y salud muchas veces adolece de esa componente práctica. En nuestra humilde opinión, es necesario que la formación en una materia tan importante como ésta, preste mucha atención a la aplicación práctica. No basta con impartir y atender. Hay que dedicar tiempo para que el personal analice y reflexione sobre cómo llevar a la práctica los temas tratados. Cómo aplicar aquello de lo que se está hablando en el trabajo del día a día para hacer frente a los riesgos a los que se ven expuestos.
En i+3 tenemos claro que “la práctica hace al maestro”, por lo que en todos nuestros talleres incluimos siempre una parte eminentemente práctica, de trabajo del alumno/a para que de verdad aprendamos todos juntos, no nos limitemos a “tener el certificado”. Nuestra metodología de formación/acción nos permite no sólo aprender conocimientos sino sobre todo aprehender buenas prácticas.
Y una cosa más. En muchas formaciones está claro quién debe impartirlas: los técnicos de prevención porque así lo marca la ley. Pero la pregunta es: ¿sólo los técnicos? Dos de las características principales de un buen líder en materia de seguridad y salud son involucrarse y empoderar.
¿Qué mejor ocasión para demostrar liderazgo que poner en la agenda del personal directivo esas formaciones y participar en ellas? ¿Qué mejor momento para buscar el compromiso de todo el personal con la seguridad?
Nuestros mayores ya decían que “la práctica vale más que la gramática” y el poeta nos dejó la certera frase de “se hace camino al andar”. Vale la pena recordar a nuestros abuelos y nuestros poetas. Y hacerles caso