Hagamos una prueba. Apliquemos estas tres preguntas a cada una de las actividades preventivas que llevamos a cabo en nuestro día a día:
- ¿En qué medida esta actividad tiene valor para la seguridad?
- ¿Qué grado de certeza tenemos sobre este juicio de valor?
- ¿Hasta qué punto hay acuerdo sobre el valor de esta actividad entre quienes la ordenan, quienes la ejecutan y quienes teóricamente se benefician de ella en términos de seguridad?
Tal vez el resultado nos genere una frustración por comprobar la enorme cantidad de esfuerzos y recursos que invertimos en tareas que, a fin de cuentas, no suponen un claro valor añadido a la seguridad.
Quien propone estas preguntas es Drew Rae, un reputado profesional australiano de la seguridad, que ha acuñado el concepto “Safety Clutter” o “desorden de seguridad” para referirse a la “acumulación de procedimientos, documentos, funciones y actividades de seguridad que se realizan en nombre de la seguridad, pero que no contribuyen a la seguridad” (Rae, Provan, Webber y Dekker, 2018).
El origen de este “desorden” radica en la necesidad real que tienen las organizaciones de demostrar que son seguras, y que en muchas ocasiones acaba pasando por encima del verdadero objetivo de la prevención: hacer seguridad.
Actividades que se realizan por duplicado, requisitos que -aun teniendo sentido en algunas situaciones- se generalizan de forma indiferenciada o la traducción innecesaria de buenas prácticas en procesos documentados, son solo algunos ejemplos de hasta qué punto pueden llegar a desvirtuarse las actividades de seguridad.
¿Qué pueden hacer las organizaciones para abordar este problema? La solución, por obvia que parezca, pasa inevitablemente por eliminar aquellas actividades de seguridad que no supongan un aporte real a la seguridad. Provan y su equipo nos proponen unos criterios para ayudar a determinar en qué grado una actividad contribuye a la seguridad, que se resumen en las 3 preguntas del principio. Por nuestra parte, como primer paso y para comenzar a “ordenar” el trabajo en seguridad, os invitamos a que os hagáis otra pregunta: ¿en ausencia de qué actividades de seguridad podría continuar el trabajo operativo?
Si quieres que te mandemos más información contacta con nosotros.
Rae, A. J., Provan, D. J., Weber, D. E., & Dekker, S. W. A. (2018). Safety clutter: the accumulation and persistence of ‘safety’ work that does not contribute to operational safety. Policy and practice in health and safety, 16(2), 194-211.