Cada vez con más frecuencia hay empresas que nos piden apoyo para una segunda evaluación del clima preventivo. Son empresas que, tras un primer diagnóstico, han llevado a cabo un plan de mejora y quieren verificar si han subido peldaños en la escalera de la cultura preventiva y qué les queda por ascender.
En general, en estas segundas valoraciones del clima preventivo estamos observando unos buenos resultados tanto en la puntuación global de la cultura preventiva, como, en especial, en aquellos aspectos con más debilidades en el diagnóstico inicial. De hecho, los resultados respaldan el «sí se nota» que nos transmiten las empresas de manera informal y ayudan a identificar nuevas oportunidades de mejora.
Todo empieza durante la reflexión que genera en la dirección la primera evaluación del clima preventivo, cuando abordamos con ellos las líneas de mejora y la gestión de sus compromisos y roles en seguridad. Es ahí donde la dirección se reconoce en la potencialidad de su liderazgo, un momento fundamental que nos gusta presenciar.
Entrenarse en gestionar este potencial, es lo que proponemos con nuestros programas de liderazgo. Y parece que da sus frutos. En las re-evaluaciones comprobamos cómo mejora la percepción del compromiso de la dirección en el conjunto de la empresa, cómo dicha mejora impacta positivamente sobre el binomio seguridad-productividad y sobre la conciencia colectiva de riesgo. Aspectos ambos que resultan radicalmente relevantes para gestionar los comportamientos de seguridad.
Del mismo modo, nuestros programas de formación-acción para la mejora de la calidad de la supervisión buscan incorporar en el quehacer cotidiano de los mandos intermedios aspectos concretos de cultura preventiva: comunicar preocupaciones, hablar y hacer que se hable sobre seguridad, gestionar mejoras en sus equipos. Una estrategia que redunda también en la manera en que la plantilla “se cree” que la producción no está por encima de la seguridad y actúa en consecuencia.
Hemos podido comprobar, en fin, el buen resultado de promover la participación directa mediante programas de Círculos de Salud. Gestionar, de una manera ordenada y efectiva, la opinión de los trabajadores para identificar e implantar soluciones está siendo un factor de motivación y afecta de forma indirecta a la comunicación y la cooperación horizontal muy positivamente.
En este contexto de intervenciones «culturales», las re-evaluaciones de clima preventivo constituyen una fórmula ideal para constatar el esfuerzo del conjunto de la organización e identificar nuevas oportunidades para seguir avanzando. Una ventaja no menor del cuestionario NOSACQ-50, con el que nos manejamos en i+3, es que permite comparar numéricamente el clima preventivo a día de hoy con el que se diagnosticó en su día y que dio lugar al plan de mejora.