Gran noticia: el sentido común se abre paso en la prevención. Está tomando forma un movimiento a nivel mundial que plantea cosas como que la cultura puede ser más efectiva que los procedimientos o que la garantía de una prevención sostenible es el convencimiento más que la obligación. Una especie de vacuna contra el fatalismo denominada ‘Visión Cero’, según la cual sólo es éticamente sostenible un trabajo que no dañe a la salud de las personas.
Institutos de investigación de 7 países europeos han participado en un estudio, recientemente publicado por el TNO holandés, sobre factores de éxito de la estrategia «Visión Cero». Han recogido casi 9.000 testimonios de trabajadores y directivos de 27 empresas comprometidas con este enfoque, evidenciando que la clave del éxito está en el compromiso y la implicación de empresarios y trabajadores, más que en el control del cumplimiento de obligaciones. De esta forma, afirman, la prevención se convierte en un valor de la organización pero también de cada persona.
La estrategia ‘Visión Cero’ supone un cambio de enfoque filosófico respecto al constreñimiento intelectual al que nos ha ido abocando la deriva legalista de nuestro sistema de prevención. Dicen sus promotores que en vez de prevenir accidentes, de lo que se trata es de crear seguridad. La prevención deja de ser un objetivo operativo para convertirse en un desafío estratégico. Frente al ‘debemos’ se promueve la cultura del ‘queremos’. Los incidentes ya no son vistos como fracasos sino como oportunidades de aprendizaje…
Una estimulante filosofía que tiene importantes implicaciones prácticas. En el argot de la prevención al uso, diríamos que pone en primer plano la integración por delante de la actividad, en el sentido que la movilización de las personas -de todas las personas- en favor de la prevención adquiere tanta o más importancia operativa que los informes y actuaciones técnicos. Es por eso que se dice que la ‘Visión Cero’ no es tanto una estrategia de gestión de riesgos como de dinamización del compromiso preventivo.
La parte oscura de la ‘Visión Cero’, que también la hay, es la apreciación de que esta estrategia puede acabar derivando -se pueden citar casos- en una ocultación de accidentes para mantener así el ‘objetivo cero’ a toda costa. Es en este sentido en el que se insiste en la denominación ‘visión cero’ en vez de ‘accidentes cero’. Hablamos de un proceso y no sólo de un resultado. Aquí el camino y la forma de recorrerlo es tan importante como el punto de llegada. Cuando la ambición estratégica por crear y mantener un lugar de trabajo sin accidentes se sustituye por una simple rendición de cuentas de resultados al margen del esfuerzo preventivo, se pervierte el espíritu innovador de ‘Visión Cero». Pero lo que es más grave, se pierde el sentido ético que lo impregna.
Bienvenida, pues, Miss ‘Visión Cero’. Una auténtica bocanada de frescura intelectual. Ojalá se acabe convirtiendo en la guía operativa del quehacer preventivo en las empresas.
Fotografía de Felicity J. Mackay, PBOT. Algunos derechos reservados.