El enfoque sistémico de la seguridad parte de una idea clave: el trabajo es variable porque los sistemas son complejos. Las organizaciones no son relojes que funcionan de forma mecánica y predecible. De esta idea se desliza otra aún más desafiante: en un entorno complejo y dinámico, con múltiples elementos interactuando al mismo tiempo, es imposible prescribir cada detalle del trabajo. Hay una frase que se atribuye a Einstein que nos puede ilustrar al respecto: “en teoría, no hay ninguna diferencia entre la teoría y la práctica, en la práctica sí”
Aunque los procedimientos y normativas son elementos fundamentales que intentan describir cómo deberían hacerse las cosas, la realidad es mucho más compleja. Por suerte, el trabajo real se adapta a las circunstancias, las condiciones cambiantes y las demandas del momento.
Dejar de ver esta variabilidad como un fallo o una limitación del sistema, como algo que hay que evitar y controlar, es uno de los saltos mentales más vertiginosos que propone el enfoque sistémico. La complejidad y la variabilidad están en la propia naturaleza de las organizaciones, por lo que la seguridad debe emerger de ellas y no contra ellas.
De hecho, la variabilidad, lejos de ser un problema, puede ser una fuente de resiliencia. Las personas, con su experiencia, juicio y capacidad de adaptación, no solo enfrentan los desafíos del trabajo diario, sino que aportan seguridad al sistema. Son ellas quienes compensan los imprevistos, ajustan las prácticas y toman decisiones cruciales para lograr un desempeño seguro. Este concepto se denomina «adaptabilidad guiada»: la capacidad de ajustar el trabajo a las condiciones del entorno sin perder de vista los objetivos de seguridad.
Adoptar un enfoque sistémico nos invita a observar y aprender del trabajo real. Esto implica comprender cómo las personas interactúan con la tecnología, las normas y los procesos en un entorno cambiante. Así, podemos diseñar sistemas que no solo gestionen la variabilidad, sino que también la aprovechen para lograr un desempeño seguro y eficiente.
Y ¿cuál debe ser el papel de la dirección en todo esto? Eso lo abordaremos en una próxima entrada a este blog pero, por lo pronto, os dejamos una pista: crear condiciones que fomenten esta adaptabilidad guiada, entornos donde las personas tengan margen para ajustar su actuación, acceso a la información relevante y apoyo para tomar decisiones informadas son algunas de las claves.
En resumen, el trabajo es variable, pero esta variabilidad, bien gestionada, es un aliado. Al final, la seguridad no está solo en los manuales; está en las personas.
1 comentario en “La variabilidad del trabajo: el corazón del enfoque sistémico en seguridad”
Genial la reflexion