La encuesta “Empresas ante la crisis del Covid-19” que vienen realizando en Alemania el Instituto de Investigaciones para el Empleo (IAB) y el Instituto Federal de Seguridad y Salud en el Trabajo (BAuA) muestra que la gran mayoría de los 2.000 directivos encuestados admiten que en sus empresas los empleados enfrentan situaciones laborales estresantes debido a la pandemia como, por ejemplo:
- mayor dificultad para el contacto con los clientes u otras personas externas: 67%;
- miedo a contagiarse en el lugar de trabajo: 35%;
- aumento de la carga de trabajo: 28%;
- deterioro de la comunicación interna: 22%;
- insuficiente delimitación entre trabajo y ocio: el 20% de las empresas con teletrabajo.
Las medidas más frecuentes que se están adoptando para hacer frente a esta situación son del tipo horario de trabajo más flexible o asesoramiento sanitario frente el estrés. Los sectores más afectados son los de servicios sociales, salud, educación y comercio minorista.
En España, aunque sin un diagnóstico de situación, el Ministerio de Sanidad tiene intención de desarrollar una “Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud (2022-2026)” que, entre otras cosas, exigirá a las empresas «una estrategia integrada de salud y seguridad que abarque prevención, detección temprana, apoyo y reincorporación o readaptación» en materia psicosocial. Como fundamento de esta disposición el Ministerio señala el impacto en la salud mental de los trabajadores de los cambios en la organización del trabajo en la pandemia, con especial referencia al teletrabajo, la utilización intensiva de las tecnologías de información y comunicación, el incremento en el volumen y velocidad de información y el recurso creciente a la externalización y la subcontratación. Advierte también que estos cambios generan demandas crecientes de flexibilidad, tensiones en la distribución del tiempo de trabajo y dificultades para compatibilizar el trabajo con las necesidades familiares y sociales.
La estrategia propone a las empresas llevar a cabo intervenciones para reducir los factores de riesgo psicosocial relacionados con el trabajo, poniendo en valor, al tiempo, los aspectos positivos del trabajo y de la relación entre los trabajadores.