Se ha podido asociar las situaciones de acoso y violencia en el trabajo con el riesgo de conductas suicidas y muertes en un estudio reciente realizado en los países nórdicos publicado en The Lancet este mismo año.
Nos parece importante que los prevencionistas reflexionemos sobre los resultados pormenorizados de este trabajo y sus implicaciones, considerando especialmente que el suicidio es una de las principales causas de muerte por factores externos en España y que la tendencia se está incrementando año tras año.
En base a un metaanálisis de las evidencias científicas existentes, junto a tres estudios longitudinales prospectivos, en los que se contaba con información relativa a exposiciones laborales, los investigadores han llegado a las conclusiones siguientes:
- Las personas expuestas a violencia en el lugar de trabajo tienen un 34% más riesgo de suicido que las que no han estado expuestas (ajustando por edad, sexo, nivel educativo y situación familiar).
- Cuando se ajustó por criterios adicionales (demandas laborales, control del trabajo y problemas de salud iniciales), el incremento del riesgo se situó en el 25%.
- Además, se observó un fenómeno de dosis-respuesta: cuantas más experiencias de violencia se experimentan, la asociación es más fuerte y el riesgo se incrementa. En todos los casos, el intervalo de confianza de las pruebas estadísticas fue robusto.
- La primera reflexión que hacemos es de orden preventivo: recordarnos que el objetivo de las evaluaciones de riesgo es identificar para actuar; es importante identificar las condiciones del entorno laboral que potencian o permiten las situaciones de acoso y actuar para eliminarlas de forma eficaz.
- La segunda reflexión tiene que ver con la importancia de establecer cauces efectivos de escucha para las personas afectadas y actuar con decisión ante los primeros síntomas de violencia. El apoyo y las garantías de no repetición de estas experiencias es muy necesario, como hemos visto, para reducir el sufrimiento y sus consecuencias; el suicidio es la punta del iceberg.
- La tercera es sobre la importancia de la investigación de calidad en salud laboral, relacionando exposiciones, las diversas consecuencias en la salud y el bienestar y las mejores prácticas de intervención. La calidad de este estudio que, como debe ser, indica sus propias limitaciones y las necesidades adicionales de investigación, es un ejemplo a seguir.
- Por último, la importancia de revisar las evidencias científicas como herramienta para decidir nuestra práctica preventiva, lo que llamamos “la prevención con sentido”.
Merece la pena leer en profundidad este trabajo, es de acceso libre y lo puedes encontrar en esta publicación de The Lancet. Seguro que su lectura te sugiere muchas más reflexiones, ¿quieres compartirlas?; hazlo por favor en el espacio de comentarios.